El Llamado al Ministerio
Señales, Procesos y Preparación
El llamado al ministerio no siempre irrumpe con una voz celestial o una visión profética. A menudo, comienza como una inquietud persistente, una carga en el corazón por ver la iglesia crecer, por discipular a otros, por proclamar la Palabra con fidelidad. Esta pasión interior, cuando es confirmada por la oración, la comunidad de fe y los frutos visibles, se convierte en vocación.
Pero un llamado no basta por sí solo. La Biblia está llena de hombres y mujeres que, antes de ser usados por Dios, pasaron por un tiempo de preparación. Moisés en el desierto. Pablo en Arabia. David antes del trono. Cada llamado verdadero requiere ser nutrido por el estudio, la obediencia y el crecimiento del carácter.
En el Seminario Teológico Peniel, entendemos que la formación no debe apagar el fuego del llamado, sino avivarlo con conocimiento bíblico, discernimiento espiritual y habilidades ministeriales. Formarse es responder con responsabilidad al llamado de Dios. Es decir: "Señor, aquí estoy, envíame... pero antes, prepárame".
